miércoles, 29 de octubre de 2014

La niñalobo



¿Y que mas podría hacer la niña lobo?
De pasiones se alimenta
devora las nueces, la carne sonrosada
tibia y llena de ternura
de los pechos de la tierra.
Ella no distingue gravedad.
(será tan fuerte).
Los abismos y huracanes
la atraviesan en su galope
de ojos cerrados,
de olfato vivo
y sueños de pino.
La niña lobo sueña, sabe soñar.
Construye de a poquito sus deseos
como castillitos de huesos,
de vida y muerte
de sagrado ciclo menstrual.
Ha descendido desde los valles del norte;
los que la han visto, cuentan que sabía
correr y cantar,
mostrando los colmillos
y el pecho
adornado
de flores silvestres.



Caperucita Lobo

Crecer




a Juan Manuel

I
Así, como cuándo son las cinco de la madrugada y estás corriendo junto con un montón de gente, tratando que no te alcance ninguna bala. En la otra esquina lo muelen a patadas al chico que no tuvo miedo, y del otro lado pasa la cana que te mira y pega la vuelta.
¿Cuál es la ley?
Caminás por el parque, compuesta por miles de cuadras cuyo adorno es la misma aurora solitaria.
Se hace mañana gris, húmeda e inmanente. Entre el plomo del cielo el chico de ojos cambiantes te mira por el pasaje mudo. Acabas de continuar la vida, la que él ya no tiene.
II
Yo sólo quería escribir en el bar, no pensar en el día que entraste al jardín con tu cabeza de sol, casi imposible de mirar.
Fui dueña de mis puños pero vos te escurriste mientras corríamos bajo la lluvia, riendo e ignorando el después.
Arranqué con raíz una plantita para mi abuela muerta, para vos no porque vivís mirándome, desde no sé donde con tu ojos pétreos que me esquivan si quieren, en el tiempo.

Chica

Soy una chica,
una chica que viaja en
colectivo
con los ojos cerrados
escuchando Nargaroth
leyendo "Mala noche parir hembra".

El sol se acuesta
sobre los cerros de esmeralda
con una despedida solemne.

Cuando me bajo del bondi
piso los frutos de los pinos
y los miro, ahí tan lejos
con el cielo de loza azul
que me promete 
siempre cosas,
sobre todo cuando lloro
como hoy, después de la audiencia.

Los hombres del valle son duros
y se ahogan en su disturbio
manotenado el cinto de cuero
aferrándose al caballo imaginario.
Los abogados son iguales
y los médicos también.

Cuando camino y se me hunden,
bien despacito,
los pies en la tierra
pareciera que
nunca
pasó nada
que a mi vieja
mi viejo
nunca

le reventó la cara.

Basarabian Hills - Wanderer Through The Melancholy Of The Woods (Part 2)

miércoles, 22 de octubre de 2014

Gozo

El placer de complicarse y ponerse a desenredar el ovillo arrodillada riendo despacito y despues llegan a hacerme masajes mientras sigo desatando y me dan besitos en las mejillas y me dan ternura por todos lados y denseredo y comienza todo de nuevo.

martes, 21 de octubre de 2014

Me lo enseñó una hija de psicoanalista



Los hombres siguen siendo tan básicos,
Tan concha teta, que sigo chupando a mi vieja.
La Coca pasa el fernet y se seca en el auto abandonado
Mientras la novia perfecta se satura depilando cada rincón
De su entrepierna, sola, perfumada,
Con la vagina aburrida
Y la mente sin filo del tipo que no sabe amar lo que elige.
El karma, ¿qué mierda es eso?

Pequeña Migraña





I
El ardor de mi cuerpo expresa la experiencia vivida en una sola noche, por una mujer con la piel cansada y sus huesos rotos.
Soy una anciana joven que posee un holocausto en sus ojos.
Los colores dejan ver, ante la negrura tibia de mi visión, que no son quienes dicen que son. Se tergiversan, y no les importa que los vea desnudarse y copular de esa manera tan pegajosa, caliente y embriagante. Saben quién soy; ya no temen los sonidos profundos, perfectos, rectilíneos y ondulantes que provocan agujeros de ácido en mi estómago vacío-triste.
El corazón duerme hundido en un sueño desvanecido ante la fuerza ejercida la noche anterior. Hoy prefiero descoser y actuar lo que dicta la pureza biológica.
II
Cabeza: te llenaste de aire como un globo. ¿Acaso a los globos les dolerá hincharse y permanecer, así, inestables y volátiles? El aire que circula en mi cabeza no tiene cabida y la tiene. Duele, cruje, desplaza cada placa ósea de mi cráneo y presume con frialdad una mirada aguda alimentando la congestión.
Las ideas nutren el aire. Todo aparece. Caen del cielo prohibido, de los rincones menos apreciados variedad de ideas vagas, algo recalcitrantes.
Arrastro los pies.
¿Podría intentar darle  salida a ese aire como se acostumbra a quitar el agua de los oídos?

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