martes, 18 de noviembre de 2014

Fanzine - Rayo Azul -

Luego de tanto alboroto interno , avanzando hacia el malestar espiritual de las migrañas encadenadas a la distorción poética de cambios conductuales, regresiones, golpes secos contra la propia pared craneal, obstáculos empedernidos como la música esotérica y ultra violenta, eliminación de residuos pensando en el "puede servir para algo" o el " va a cambiar", mucho insulto -blasfemia-denuncia-queja-, mucho de todo y resucitando tras el sol negro, con Sirio aportando por estar en la coherencia de mi propio plan universal. Después de todo lo logré en un gran paso que me animé a dar tras recordar quién soy, tras un viaje repleto de pura experiencia enriquecida de otras vidas en la misma búsqueda extraña y no tanto, apasionada y compleja. La  Niña Azul mutó para convertirse en el Rayo que ha iluminado el campo, por un breve instante eterno, permitiendome avanzar con la luz de aquel fuego que me atraviesa , cuál centella, permaneciendo en la raíz -matriz que me une a la esencia. Soy fuego, soy rayo y centella, con mi escudo y espada, con mi terruño lleno de hierba, con la voluntad indestructible de la guerrera que vocifera tras la noche para conquistar su misión.
La palabra es conquista permanente, indomable monstruo bello, perfumado de oceano, inundado de pasionaria y néctar. La palabra es poder de construcción aún en el quiebre inefable a través de sus argumentos. La palabra ES y se manifiesta desde la excitación y la contemplación, en la exaltación inconfundible que consterna hasta el viaje insólito, al paisaje particular, a los rincones pútridos donde es posible hallar una flor de loto.






sábado, 8 de noviembre de 2014

Griselda

Griselda era pequeña y caminante. Dibujaba estrellas en paises extraños y soñaba con comer chocolate de la savia de los árboles. Deseaba extinción del hambre y tenía apetito musical.
Ella, Griselda, solía desmenuzar piedritas del río, las humedas olvidadas por los duendes en lugares propicios para realizar los brebajes de la comuna. Con las piedritas del río nose doblegaba y era un escape a trotes enorme, marcando la sonoridad en el tiempo y el espacio. Su forma se contoneaba bajo la luz perla de la luna, ante el viento en sus cabellos, ante la piel herida de sus deditos de pétalos rosados, rociados de las gotitas nimias del cielo plomo, descansado, letargo de fines de semana grises, grises
grises
tan grises.
se juntan todas las nubes mientras Griselda paseaba por la cuadra siguiente de su casa, con las manos hacia atrás debajo de la cintura, con sus trenzas oscuras brillantes sobre su vestido de flores con lazos verdes , envolventes
serpientes
de cascabel cuando mi abuela postiza las veía y le comentaba que hacen sonar su cascabel donde resguarda el mensaje de su prole, de su herencia de largas y rastreras, escamosas y perfectas, ondeantes como en el agua como en el cielo en el aire
de crepúsculo
de histeria de horizonte.
Así, así toda era Griselda quién se detenía a mirar las nubes, en la fila de las escuela al cantarle a su bandera, a mirar el juego de sus risas silenciosas, como lenguaje de golondrinas con pancitas blancas moviéndose de un lugar a otro. Griselda se olvidaba dentro y fuera de casa, en los rincones de hormigas laboriosas, de castillos de arena con piedras preciosas, en las hojas, en la bicicleta rosa tan sola sola anda sola y así aprendió a andar en bici una tarde cuando no había nadie
solo su libertad
su voluntad
su hermosura
de niña estrella
nube encantadora
de duendes magos
y de amor de infancia.


domingo, 2 de noviembre de 2014

EL CRUCIFIJO ENTRE LAS PIERNAS




Ser salteño es ser pelotudo, con pollera, con un crucifijo entre las piernas, con un pedazo de mierda en la nariz, con la cabeza baja, mirando a los lados no vaya a ser cosa que se den cuenta todos y sigo caminando y me callo. Me quejo mirando el piso pateando la bosta  en los adoquines (que sacaron y volvieron a poner) de la aristocracia que sigue transcribiendo  su ADN, nombre y apellido completo, y no toma cerveza del pico de la botella.
Y me cago en el señor y la virgen del milagro con todos los gauchos falsos,  en la reproducción de ese acento que los aísla socialmente y los pone en zapatillas y celulares y demás, y les hace olvidar que la educación, la salud y la seguridad están primero,  que la policía es solo el pobre con armas y a los otros resta arrebatarles la guita.

Si querés ser salteño olvidate de  ejercer libremente tus derechos, de defenderte ante la impunidad,  de ser mujer y conseguir trabajo (salvo quienes hayan puesto su cuerpo objeto barbie) fácilmente con o sin hijos. Olvidate que el Instituto Provincial de la Salud  te respete aunque tu hijo tenga PKU.  Si violan a tu hija, si el vecino le pega a tu vecina y revienta  a los críos adaptate al sistema judicial del salteño porque aquí, en casa, en las escuelas, en la calle, en el laburo, en los bares, en la ciudad judicial, en la iglesia, en los hospitales, en las clínicas, en el supermercado, en la legislatura, en la comisaría se caga sobre el ciudadano, se le extrae de su dignidad la sangre, se la escupe y se revuelca sobre ella como perro extasiado ante el tesoro que le significa la placenta de la perra parturienta.
Ser salteño es tener la coca a mano,  al señor R. narco profesional de nuevo  anunciando su retorno macabro. Es ponerse jadeante por el señor U, que se come mis montes y bosques. Ser niño salteño es ponerse de rodillas y rezar un rosario por llegar tarde al colegio y que los demás se burlen porque vos crees en otros dioses o no tenés ninguno.  Es ser niño policía, niño del pesebre, niño poxy, niño country, niño aborigen negado.

Pagano y católico, merquero y moralmente correcto, trabajador y explotador, machista aguerrido, asesinos simulando, mucha trata,  hambre descarriada, bichos sin casa, boludos grandes, conchudas perfumadas, mujeres azotadas. Castradores de primera, ser salteño es puro sentimiento con libros guardados, bien acobijados por el Opus dei. ¿ Qué les pasó a las francesas?



Caperucita Lobo

Musa Malsana



Y como sigue sin importarme su opinión
voy a bajar por las escaleras de mármol,
untarme con manteca
y desnudar mis piernas de mujer animal
de pura hembra
de pura consciencia.
Les bailaré ignota riendo a carcajadas
contando uno a uno sus dientes aburguesados.
El vaivén de mis piernas
será de vello
de sexo
de realidad y magia.